domingo, 8 de noviembre de 2015

Vida en los abismos

Hasta en la oscuridad total de los abismos, la vida da prueba de una gran tenacidad.
Los hombres que se aventuran siempre cada vez más lejos y en particular en los hoyos abisales de los océanos, descubren allí organismos asombrosos.
A finales del siglo 19, pensábamos que la vida no existía en estos grandes fondos privados de luz donde las condiciones de presión son extremas.
A finales del siglo 20, descubrimos que en las fuentes calientes de los fondos oceánicos, una fauna poco densa, al amparo de la luz, que continúa su desarrollo imaginando formas insospechadas de vida antes.
Descubrimos allí de numerosos micro organismos que favorecen el crecimiento de la fauna local, los cangrejos de mar, los mejillones, las gambas y los organismos muy específicos de estos medios. 
Vemos allí peces monstruosos, invertebrados disfrazados de vegetales y seres extraños presentes desde millares de años.
pecador barbudoPara resistir a este medio ambiente, los seres de los abismos están constituidos por tejidos indeformables esencialmente líquidos y gelatinosos, lo que les permite equilibrar la presión externa con su presión interna. Por supuesto no les está permitido subir en superficie bajo pena de estallar.

Adaptación de  las oscuridad en los abismos 

Las condiciones muy particulares que reinan en las grandes profundidades favorecieron el desarrollo de una fauna totalmente diferente de la que se encuentra en superficie.
Los animales vivos en las zonas abisales son sorprendentes:
- Ciertos peces tienen una boca desmesurada con relación a su talla, a menudo proveído de ganchos. - pueden poseer una mandíbula y un estómago extremadamente extensibles que les permiten absorber a individuos tan voluminosos como ellos. 
- la oscuridad de los abismos explica el gran número de especies ciegas o, a la inversa, especies con ojos muy gruesos, hipertrofiados y a menudo globulosos a los que permiten ellos da captar más luz. 
- algunos poseen órganos capaces de emitir la luz, el fotóforos. Los fenómenos de bioluminiscencia son particularmente desarrollados en los peces y los cefalópodos de profundidad. Los peces se apoyan las añagazas en los costados, en la cabeza o a la extremidad de apéndices que sirven de lámparas
Animales muelles de los abismos
cabeza, un pabilo

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